Países reproductores de drogas
Colombia sigue siendo el principal productor de
cocaína del mundo al registrar aumentos históricos de las plantaciones de coca
y de su capacidad para producir esa droga en 2017, según informó este miércoles
la ONU.
Los cultivos de
hoja de coca crecieron 17% hasta 171,000 hectáreas, mientras que el potencial
de producción de cocaína subió 31% respecto de 2016 a 1,379 toneladas, un
récord desde que comenzaron estas mediciones en 2001, dijo la Oficina de
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudc).
"Quiero
expresar mi profunda preocupación por la cantidad de dinero que mueven las
drogas ilícitas", dijo el representante en Colombia de la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudc), Bo Mathiasen, en la
presentación del informe anual.
En 2016 los
sembradíos ilícitos de coca, cuya hoja es insumo básico para la cocaína, se
situaban en 146,000 hectáreas y la capacidad de producción de la droga era de
1,053 toneladas métricas.
Mathiasen afirmó
que actualmente no solo hay más plantaciones, sino que estas producen 33% más
de hojas que en 2012 por la variedad de las plantas y su menor afectación de
plagas.
"Una de las
razones para el incremento es la percepción de menor riesgo frente a la
actividad ilegal. Ante esta baja percepción en el riesgo, aumentó el área
sembrada", afirmó.
La ONU estimó que
la producción potencial de cocaína en Colombia tiene un precio en el mercado
local de 2,700 millones de dólares, pese a que el kilo bajó 11% el año pasado,
a 4.4 millones de pesos (unos 1,400 dólares).
"Si se
contrasta este comportamiento con la oferta de cocaína, podría inferirse que
los precios respondieron a un aumento en la disponibilidad", reza el
documento.
Aunque la ONU
resaltó el aumento en las incautaciones (435 toneladas, 20% más que en 2016) y
que la erradicación forzosa casi se triplicó, llamó la atención porque "el
ritmo es menor al incremento de la producción potencial".
Auge
en fronteras
La ONU alertó que
las fronteras con Venezuela y Ecuador son las más impactadas por los
narcocultivos, actividad a la que están vinculados 119,500 hogares colombianos.
El departamento más
afectado sigue siendo Nariño, limítrofe con Ecuador, que tiene un área sembrada
mayor a la de Perú, segundo país con más cultivos ilícitos con 43,900
hectáreas.
Por ser un punto
estratégico de salida de droga a Estados Unidos, esa zona es disputada por los
rebeldes del ELN, narcotraficantes y disidencias de las FARC, la otrora
guerrilla comunista que el año pasado se desarmó y transformó en partido.
El 64% de los
aumentos de los sembradíos se presentó en los departamentos de Antioquia
(noroeste), Cauca (oeste), Putumayo (sur) y Norte de Santander (noreste), en
los límites con Venezuela.
Pero el 80% de las
plantaciones sigue encontrándose en los mismos sitios que en la última década.
"La economía
ilegal en estos municipios supera ampliamente la economía legal", afirmó
Mathiasen.
En este sentido, la
ONU declaró que tiene "una profunda preocupación por el capital derivado
de la economía de las drogas", que afecta los esfuerzos para superar medio
medio siglo de conflicto armado y la estabilidad del Estado.
Preocupación
gubernamental
Colombia se mantuvo
como el principal productor de cocaína y el país con más superficie de
narcocultivos, por delante de Perú y Bolivia (24,500), según la ONU.
El presidente
estadounidense, Donald Trump, ha criticado el aumento de los narcocultivos, que
su gobierno sitúa en 209,000 hectáreas, aunque ha ratificado la ayuda que le
otorga a Colombia hace décadas.
"Para nadie es
una mentira que entre los años 2012 o 2013 y el año 2018 ha habido una
tendencia de crecimiento exponencial", declaró el mandatario Iván Duque.
Duque aseguró que
en las próximas semanas su gobierno, que asumió el 7 de agosto, presentará una
"política integral" contra el narcotráfico. Las medidas incluyen
desarticular redes de suministro, prevención de la drogadicción y erradicación
forzosa.
La meta del
gobierno es acabar con por lo menos 140,000 hectáreas en cuatro años. "La
decisión aquí es frontal contra ese delito", aseveró Duque.
El mandatario ha
cuestionado la estrategia antidrogas de su antecesor Juan Manuel Santos, que
combinaba la eliminación de plantaciones con acuerdos de sustitución voluntaria
con los campesinos cocaleros consagrados en el acuerdo de paz con las FARC.
En el pacto,
apoyado por Estados Unidos, los excombatientes se comprometieron a ayudar a
combatir el narcotráfico, cuyos recursos financiaron su levantamiento armado.
A raíz del repunte
del cultivo y tráfico de drogas, Duque examina retomar las fumigaciones aéreas
con el herbicida glifosato, suspendidas desde 2015 por potenciales afectaciones
a la naturaleza y la vida humana.
Estados Unidos,
principal consumidor de cocaína, apoya la medida.
Cada año
mueren en el mundo 190.900 personas por consumo de estupefacientes,según las estimaciones más
conservadoras presentadas por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga
y el Delito (UNODC por su sigla en inglés), en su Informe Mundial sobre Drogas
2017. Probablemente la cifra sería aún mayor si todos los países tuvieran
estadísticas confiables sobre este fenómeno que se agrava año a año.
La gran mayoría de los decesos se produce por sobredosis, aunque también se
contabilizan enfermedades, accidentes y suicidios que están directamente
relacionados con excesos de consumo.
Si se
miran los números por continente o región, el que tiene la mayor proporción de
muertes es América del Norte, con 172,2 cada millón de habitantes. Luego
aparecen Oceanía (102,3), África (61,9), Europa del Este (55,6), Europa
Occidental y Central (26,4), Asia (22,5) y América Latina (14,9). El promedio
mundial es 39,6.
Si los
datos se desglosan por país, Estados Unidos es, con mucha ventaja,
el que tiene el mayor número de fallecimientos por consumo de drogas en
términos absolutos: 52.404 anuales para la UNODC. Pero es
también el que lidera el ranking de mortalidad cada millón de habitantes, con
245,8. Considerando sólo a las naciones con estadísticas más o menos
actualizadas —Islandia, Canadá y El Salvador están también entre los primeros,
pero según datos de hace más de una década—, en segundo lugar está Suecia, con
una tasa de 124,5. La lista de los primeros 15 se completa con Australia
(116,2), Ucrania (104,9), Estonia (102,9), Rusia (81,1), Noruega (78,4),
Finlandia (77,8), Dinamarca (72,3), Irlanda (70,8), Reino Unido (66,7),
Lituania (60), Kenia (56,1), Venezuela (55,3) e Irán (53,2).
En la
mayoría de los casos, las sustancias que más llevan a la
muerte son los opiáceos, principalmente la heroína y el fentanilo.
En Venezuela, en cambio, prevalecen la cocaína y sus derivados, que ocupan el
segundo lugar en Estados Unidos. Las anfetaminas y los tranquilizantes aparecen
segundos en Noruega y Finlandia. En Irlanda, Reino Unido, Suecia y Australia,
ese lugar lo ocupan los tranquilizantes.
Analizando las características de los 15 primeros países se pueden identificar
tres grupos. Por un lado aparecen naciones ricas de tradición liberal,
con escasas regulaciones estatales sobre la economía y la sociedad, y con un
problema de desigualdad creciente:Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda y
Australia. Un segundo grupo está compuesto por ex países
comunistas, algunos de los cuales atraviesan desde hace décadas serios
problemas económicos, de violencia y de inestabilidad política: Rusia, Ucrania,
Lituania y Estonia.
El tercer segmento es el que más sorpresa podría generar a primera
vista porque son, de acuerdo a todas las mediciones, los países que tienen los
mayores estándares de bienestar social y calidad institucional en el planeta:
Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca, los nórdicos. Por último
hay tres casos sin conexiones claras entre sí, aunque tienen en común notables
déficits sociales y políticos: Kenia, Venezuela e Irán.
Lo
desconcertante de este ranking es que los dos modelos de sociedad más exitosos
para generar desarrollo, el liberal y el socialdemócrata, son
también los más "eficaces" para producir personas que padecen un
desapego a la vida tan grande como para morir producto del
sobreconsumo de estupefacientes.
Un fenómeno sanitario, social y
político
"Creo que la principal causa de las muertes relacionadas a
las drogas, particularmente los decesos por sobredosis, es la difusión de los
opiáceos en combinación con otras sustancias, como
las benzodiazepinas. Este es un factor común a Europa y a Estados Unidos. Sin
embargo, el origen de esta epidemia es diferente. En Estados Unidos se llegó a
esta situación por un sistema muy liberal de entrega de prescripciones médicas
de opiáceos legales para tratar dolores crónicos. Por algunas décadas, estas
potentes drogas estuvieron disponibles para millones de personas, y algunas se
volvieron dependientes de ellas. Hoy muchos se pasaron al consumo de opiáceos
ilegales, como la heroína y el fentanilo", explicó Thomas Clausen,
investigador del Centro Noruego de Investigación sobre Adicciones de la
Universidad de Oslo, consultado por Infobae.
Los
especialistas destacan un hecho que no se debe pasar por alto: los países más
desarrollados son también los más meticulosos para determinar las causas de los
decesos. Eso les permite tener un registro muy exhaustivo de los casos
vinculados a las adicciones. Es indudable que en muchos otros
lugares los datos no son tan confiables, lo que puede llevar a subestimaciones
en las cifras sobre este tipo de muertes. De todos modos, nadie
discute que el problema es de extrema gravedad en las naciones centrales.
Casi
todos coinciden en que la entrega irresponsable de recetas médicas para
consumir opiáceos como la hidrocodona y la oxicodona para fines analgésicos
volvió adictas a muchas personas. "Ahora hay consenso en que son
contraproducentes y peligrosas porque pueden llevar a la adicción, pero en su
momento hubo una agresiva campaña de marketing por parte de las compañías
farmacéuticas, que usaban investigaciones poco confiables
para instalar que los opiáceos eran seguros y efectivos para el tratamiento de
los dolores", contó a Infobae Tom
Clark, investigador del Instituto de Salud Conductual de la Universidad
Brandeis, en Massachusetts.
A la
difusión de estas sustancias, que allanó el camino para la penetración de la
heroína y del fentanilo —que es mucho más potente y peligroso—, se sumó una
respuesta deficiente del estado. En esto también hay coincidencias entre
Estados Unidos y los nórdicos. El objetivo que se fijaron los
encargados de diseñar las políticas de salud fue erradicar toda forma de
consumo de drogas, a través de un sistema legal altamente restrictivo.
"En
Suecia no se hacen distinciones entre sustancias. Por ejemplo, el
cannabis no se trata con mayor indulgencia que otras drogas. Además se
persigue tanto a los consumidores como a los dealers, y se castiga
tanto el uso como la posesión. El resultado fue exitoso en un sentido: el
número de usuarios de drogas es bajo. Sin embargo, aquellos que
consumen terminan estigmatizados y marginados, y tienen muy pocas oportunidades
para acceder a medidas claves de reducción de daños, como el
cambio de agujas y los tratamientos de sustitución, que pueden mejorar su
calidad de vida", dijo Caroline Chatwin, profesora de criminología en la
Universidad de Kent, Reino Unido, en diálogo con Infobae.
Esa decisión política favoreció el aumento en la tasa de mortalidad de los
adictos. En
contraste, Holanda eligió un abordaje completamente diferente, y si bien tiene
problemas de consumo que no se pueden soslayar, la proporción de muertes es de
apenas 11,1 por millón de habitantes. "En vez de
preocuparse demasiado por el número de usuarios de drogas —continuó Chatwin—,
su estrategia es reducir el daño que provocan las adicciones. Tienen un poco
más de usuarios que Suecia, pero su calidad de vida es mucho más alta. Tienen
menos probabilidades de enfermarse y morir, pero mayores de entrar en algún
tipo de tratamiento".
Todos estos
argumentos apuntan a los efectos del fenómeno, a explicar por qué en algunos
países muere una proporción mayor o menor de las personas afectadas por esta
epidemia. Pero no alcanzan para comprender los orígenes del problema, la razón
por la que tanta gente siente que sólo puede vivir sedada o evadida de la
realidad.
"Las drogas, el alcohol, el suicidio, no son una colección
aleatoria de fenómenos. Usualmente derivan de la depresión, la angustia, la
desesperanza, y ocurren en un contexto sanitario, económico
y social declinante entre los blancos sin título universitario", dijo a Infobae la
socióloga Shannon M. Monnat, profesora de la Universidad Estatal de
Pensilvania.
Su
análisis se centra en los problemas que viene enfrentando Estados Unidos en los
últimos años, pero no son ajenos al resto de los países avanzados. El aumento
de la desigualdad en un contexto económico desregulado, y la desarticulación de
muchas de las instituciones de contención social que fueron pilares en la
construcción de la modernidad, arrojaron ganadores y perdedores. Significaron
oportunidades para muchos, pero también trajeron un sentimiento de desolación
creciente para quienes no se pudieron adaptar a estas nuevas reglas.
"Este proceso llevó a un incremento de la angustia y de la
desesperación, que puede empujar a las personas vulnerables a desarrollar
comportamientos dañinos para la salud. Si a eso se le suma la
facilidad en el acceso a calmantes muy adictivos, píldoras para la ansiedad y
heroína cada vez más barata, se crea una tormenta perfecta", agregó
Monnat.
Hacia una política integral
para evitar más muertes
"Como
la población que muere de sobredosis es heterogénea, representa un desafío para
la salud pública —dijo Clausen—. La respuesta tiene que ser coordinada
y diversificada, para cubrir las necesidades de todos los que están en riesgo. Eso
incluye un buen acceso a tratamientos y a medidas para la reducción de daños.
Adicionalmente, las políticas públicas tienen que incluir estrategias
preventivas para reducir la difusión a futuro de desórdenes causados por el
consumo de opiáceos. Pero no hay soluciones rápidas, y las intervenciones
tienen que sostenerse durante un largo período de tiempo para que produzcan los
efectos buscados".
Desde un
punto de vista sanitario, es indispensable educar a los
médicos que prescriben medicamentos, a los farmacéuticos y a los pacientes,
para que comprendan los riesgos de largo plazo de los opiáceos en
todas sus formas. "Hay que buscar que baje la prescripción de estas
sustancias, y promover abordajes no opiáceos para lidiar con los dolores
crónicos. También hay que ampliar el acceso a la naloxona en zonas de riesgo, y
enseñar a los individuos a usarla para revertir las sobredosis", dijo
Clark.
Por otro
lado, también es necesario rever políticas que no parecen haber dado resultado.
Es evidente que cualquier estrategia sanitaria razonable tiene que buscar la
manera de evitar que las personas incurran en comportamientos que dañan su
salud. Pero también lo es que el castigo difícilmente pueda ser la mejor
respuesta.
"Creo que países como Suecia y Estados Unidos tienen que
reformular sus políticas de drogas, para que la meta número uno sea
reducir el nivel de daño que causa el consumo, tanto al usuario como a la
comunidad. También deberían introducir técnicas más avanzadas, como las salas
seguras, las pruebas de píldoras y permitir la prescripción de heroína para los
adictos", afirmó Chatwin.
Håkan
Leifman, director del Consejo Sueco para la Información sobre Alcohol y Otras
Drogas (CAN por la sigla en sueco), sostuvo que para provocar un cambio es tan
importante desarrollar los tratamientos médicos como mejorar el trabajo social. "Hay
que fortalecer la prevención —dijo a Infobae—,
apuntando a los más jóvenes, para que el número potencial de adictos se vaya
reduciendo con el tiempo. Además hay que potenciar los esfuerzos para
restringir la disponibilidad de drogas, tanto las que entran ilegalmente al
país, como las sustancias legalmente prescritas".
No
obstante, como el consumo desenfrenado de sustancias dañinas forma parte de una
serie de reacciones nocivas a las dificultades que tiene la vida en este mundo,
es fundamental pensar en respuestas integrales. Las propuestas populistas y
conservadores que plantean restituir las reglas con las que se gobernaba la
sociedad en el pasado están destinadas a fracasar. La única solución posible es
desarrollar mecanismos que contengan económica, social y emocionalmente a las
poblaciones vulnerables, a los perdedores del siglo XXI.
"El problema es mucho más grande que las drogas. Los
esfuerzos para reducir el suministro tienen pocas probabilidades de éxito
mientras la demanda permanezca elevada", dijo Monnat.
"Lo que la gente realmente quiere es sentirse parte de algo que tenga
sentido, que sus vidas tengan un propósito. Y muchos en Estados Unidos hoy no
sienten eso. Somos un país muy individualista, y cuando las cosas empiezan a
desmoronarse, estando solos es mucho más difícil tener éxito. La idea de
que cada uno está por su cuenta, y de que sólo los más fuertes pueden sobrevivir,
contribuye a crear un clima de aislamiento y desesperación. Una buena política
económica, una buena política criminal, una buena política social, son también
buenas políticas de salud pública", concluyó.
Países reproductores de drogas
Colombia sigue siendo el principal productor de
cocaína del mundo al registrar aumentos históricos de las plantaciones de coca
y de su capacidad para producir esa droga en 2017, según informó este miércoles
la ONU.
Los cultivos de
hoja de coca crecieron 17% hasta 171,000 hectáreas, mientras que el potencial
de producción de cocaína subió 31% respecto de 2016 a 1,379 toneladas, un
récord desde que comenzaron estas mediciones en 2001, dijo la Oficina de
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudc).
"Quiero expresar
mi profunda preocupación por la cantidad de dinero que mueven las drogas
ilícitas", dijo el representante en Colombia de la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito (Onudc), Bo Mathiasen, en la presentación
del informe anual.
En 2016 los
sembradíos ilícitos de coca, cuya hoja es insumo básico para la cocaína, se
situaban en 146,000 hectáreas y la capacidad de producción de la droga era de
1,053 toneladas métricas.
Mathiasen afirmó
que actualmente no solo hay más plantaciones, sino que estas producen 33% más
de hojas que en 2012 por la variedad de las plantas y su menor afectación de
plagas.
"Una de las
razones para el incremento es la percepción de menor riesgo frente a la
actividad ilegal. Ante esta baja percepción en el riesgo, aumentó el área
sembrada", afirmó.
La ONU estimó que
la producción potencial de cocaína en Colombia tiene un precio en el mercado
local de 2,700 millones de dólares, pese a que el kilo bajó 11% el año pasado,
a 4.4 millones de pesos (unos 1,400 dólares).
"Si se
contrasta este comportamiento con la oferta de cocaína, podría inferirse que
los precios respondieron a un aumento en la disponibilidad", reza el
documento.
Aunque la ONU
resaltó el aumento en las incautaciones (435 toneladas, 20% más que en 2016) y que
la erradicación forzosa casi se triplicó, llamó la atención porque "el
ritmo es menor al incremento de la producción potencial".
Auge
en fronteras
La ONU alertó que
las fronteras con Venezuela y Ecuador son las más impactadas por los
narcocultivos, actividad a la que están vinculados 119,500 hogares colombianos.
El departamento más
afectado sigue siendo Nariño, limítrofe con Ecuador, que tiene un área sembrada
mayor a la de Perú, segundo país con más cultivos ilícitos con 43,900
hectáreas.
Por ser un punto
estratégico de salida de droga a Estados Unidos, esa zona es disputada por los
rebeldes del ELN, narcotraficantes y disidencias de las FARC, la otrora
guerrilla comunista que el año pasado se desarmó y transformó en partido.
El 64% de los
aumentos de los sembradíos se presentó en los departamentos de Antioquia
(noroeste), Cauca (oeste), Putumayo (sur) y Norte de Santander (noreste), en
los límites con Venezuela.
Pero el 80% de las
plantaciones sigue encontrándose en los mismos sitios que en la última década.
"La economía
ilegal en estos municipios supera ampliamente la economía legal", afirmó
Mathiasen.
En este sentido, la
ONU declaró que tiene "una profunda preocupación por el capital derivado
de la economía de las drogas", que afecta los esfuerzos para superar medio
medio siglo de conflicto armado y la estabilidad del Estado.
Preocupación
gubernamental
Colombia se mantuvo
como el principal productor de cocaína y el país con más superficie de
narcocultivos, por delante de Perú y Bolivia (24,500), según la ONU.
El presidente
estadounidense, Donald Trump, ha criticado el aumento de los narcocultivos, que
su gobierno sitúa en 209,000 hectáreas, aunque ha ratificado la ayuda que le
otorga a Colombia hace décadas.
"Para nadie es
una mentira que entre los años 2012 o 2013 y el año 2018 ha habido una
tendencia de crecimiento exponencial", declaró el mandatario Iván Duque.
Duque aseguró que
en las próximas semanas su gobierno, que asumió el 7 de agosto, presentará una
"política integral" contra el narcotráfico. Las medidas incluyen
desarticular redes de suministro, prevención de la drogadicción y erradicación
forzosa.
La meta del
gobierno es acabar con por lo menos 140,000 hectáreas en cuatro años. "La
decisión aquí es frontal contra ese delito", aseveró Duque.
El mandatario ha
cuestionado la estrategia antidrogas de su antecesor Juan Manuel Santos, que
combinaba la eliminación de plantaciones con acuerdos de sustitución voluntaria
con los campesinos cocaleros consagrados en el acuerdo de paz con las FARC.
En el pacto,
apoyado por Estados Unidos, los excombatientes se comprometieron a ayudar a
combatir el narcotráfico, cuyos recursos financiaron su levantamiento armado.
A raíz del repunte
del cultivo y tráfico de drogas, Duque examina retomar las fumigaciones aéreas
con el herbicida glifosato, suspendidas desde 2015 por potenciales afectaciones
a la naturaleza y la vida humana.
Estados Unidos,
principal consumidor de cocaína, apoya la medida.
Cada año
mueren en el mundo 190.900 personas por consumo de estupefacientes,según las estimaciones más
conservadoras presentadas por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga
y el Delito (UNODC por su sigla en inglés), en su Informe Mundial sobre Drogas
2017. Probablemente la cifra sería aún mayor si todos los países tuvieran
estadísticas confiables sobre este fenómeno que se agrava año a año.
La gran mayoría de los decesos se produce por sobredosis, aunque también se
contabilizan enfermedades, accidentes y suicidios que están directamente
relacionados con excesos de consumo.
Si se
miran los números por continente o región, el que tiene la mayor proporción de
muertes es América del Norte, con 172,2 cada millón de habitantes. Luego
aparecen Oceanía (102,3), África (61,9), Europa del Este (55,6), Europa Occidental
y Central (26,4), Asia (22,5) y América Latina (14,9). El promedio mundial es
39,6.
Si los
datos se desglosan por país, Estados Unidos es, con mucha ventaja,
el que tiene el mayor número de fallecimientos por consumo de drogas en
términos absolutos: 52.404 anuales para la UNODC. Pero es
también el que lidera el ranking de mortalidad cada millón de habitantes, con
245,8. Considerando sólo a las naciones con estadísticas más o menos
actualizadas —Islandia, Canadá y El Salvador están también entre los primeros,
pero según datos de hace más de una década—, en segundo lugar está Suecia, con
una tasa de 124,5. La lista de los primeros 15 se completa con Australia
(116,2), Ucrania (104,9), Estonia (102,9), Rusia (81,1), Noruega (78,4),
Finlandia (77,8), Dinamarca (72,3), Irlanda (70,8), Reino Unido (66,7),
Lituania (60), Kenia (56,1), Venezuela (55,3) e Irán (53,2).
En la
mayoría de los casos, las sustancias que más llevan a la
muerte son los opiáceos, principalmente la heroína y el fentanilo.
En Venezuela, en cambio, prevalecen la cocaína y sus derivados, que ocupan el
segundo lugar en Estados Unidos. Las anfetaminas y los tranquilizantes aparecen
segundos en Noruega y Finlandia. En Irlanda, Reino Unido, Suecia y Australia,
ese lugar lo ocupan los tranquilizantes.
Analizando las características de los 15 primeros países se pueden identificar
tres grupos. Por un lado aparecen naciones ricas de tradición liberal,
con escasas regulaciones estatales sobre la economía y la sociedad, y con un
problema de desigualdad creciente:Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda y
Australia. Un segundo grupo está compuesto por ex países
comunistas, algunos de los cuales atraviesan desde hace décadas serios
problemas económicos, de violencia y de inestabilidad política: Rusia, Ucrania,
Lituania y Estonia.
El tercer segmento es el que más sorpresa podría generar a primera
vista porque son, de acuerdo a todas las mediciones, los países que tienen los
mayores estándares de bienestar social y calidad institucional en el planeta:
Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca, los nórdicos. Por último
hay tres casos sin conexiones claras entre sí, aunque tienen en común notables
déficits sociales y políticos: Kenia, Venezuela e Irán.
Lo
desconcertante de este ranking es que los dos modelos de sociedad más exitosos
para generar desarrollo, el liberal y el socialdemócrata, son
también los más "eficaces" para producir personas que padecen un
desapego a la vida tan grande como para morir producto del
sobreconsumo de estupefacientes.
Un fenómeno sanitario, social y
político
"Creo que la principal causa de las muertes relacionadas a
las drogas, particularmente los decesos por sobredosis, es la difusión de los
opiáceos en combinación con otras sustancias, como
las benzodiazepinas. Este es un factor común a Europa y a Estados Unidos. Sin
embargo, el origen de esta epidemia es diferente. En Estados Unidos se llegó a
esta situación por un sistema muy liberal de entrega de prescripciones médicas
de opiáceos legales para tratar dolores crónicos. Por algunas décadas, estas
potentes drogas estuvieron disponibles para millones de personas, y algunas se
volvieron dependientes de ellas. Hoy muchos se pasaron al consumo de opiáceos
ilegales, como la heroína y el fentanilo", explicó Thomas Clausen,
investigador del Centro Noruego de Investigación sobre Adicciones de la
Universidad de Oslo, consultado por Infobae.
Los
especialistas destacan un hecho que no se debe pasar por alto: los países más
desarrollados son también los más meticulosos para determinar las causas de los
decesos. Eso les permite tener un registro muy exhaustivo de los casos
vinculados a las adicciones. Es indudable que en muchos otros
lugares los datos no son tan confiables, lo que puede llevar a subestimaciones
en las cifras sobre este tipo de
La lista de los
mayores productores de droga en el mundo
16.09.2014 / 08:45 am
Washington (AP)
El presidente Barack Obama identificó el lunes a los 22 países cuya
producción o tráfico de drogas tienen el mayor impacto sobre Estados Unidos.
Al enviar una notificación anual al Congreso, el
mandatario declaró a Bolivia, Burma y Venezuela como tres países que han fracasado
"de manera demostrable" durante los últimos 12 meses para honrar sus
compromisos antinarcóticos internacionales, tal como lo ha venido haciendo
los últimos años.
Los 22 países son Afganistán, Bahamas, Belize, Bolivia,
Burma, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, India, Jamaica, Laos, México, Nicaragua, Pakistán, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela.
El documento expresa preocupación por el cultivo de
amapolas en México, el principal suplidor de derivados ilegales de opio,
seguido de Colombia y Guatemala.
Obama indicó que las autoridades estadounidenses han
iniciado más de 4.500 investigaciones sobre heroína desde 2011, y que 110
millones de dólares han sido destinados a las autoridades mexicanas para
equipos y entrenamiento.
El informe agrega que la cooperación estadounidense
ayudó a Colombia a incautarse 379 kilos de heroína en 2013, y que Guatemala
erradicó una cantidad considerable de cultivos el mismo año.
Obama señaló que la producción de coca en los tres países principales (Colombia,
Bolivia y Perú) se ubica en 133.700 hectáreas, el nivel menor desde que se
llevan estadísticas en 1990.
Un informe especial del
expresidente Barack Obama de 2016 muestra que el negocio del narcotráfico comienza
en los países que no cumplen con sus obligaciones internacionales de lucha
contra este crimen en el continente americano. La lista incluye a Bahamas,
Belice, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití,
Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana y
Venezuela. Asimismo, existe otra lista de los países de origen de las
sustancias para producir narcóticos que son, por orden alfabético, los
siguientes: Afganistán, Argentina, Bangladés, Belice, Bolivia, Brasil, Chile,
Costa Rica, Ecuador, Egipto, El Salvador, Guatemala, Honduras, India,
Indonesia, México, Myanmar, Nigeria, Pakistán, Perú, República Dominicana,
Singapur, Sudáfrica, Taiwán y Venezuela.
Un informe de la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) de 2015 muestra que hay
sembradas 96.000 hectáreas de hojas de coca en Colombia, lo que implica una
producción de 646 toneladas métricas, seguida de Perú y de Bolivia. Sólo en el
puerto de Tumaco, sobre el Pacífico colombiano, se acumulan entre el 17% y el
18% de las siembras totales del país. Asimismo, según informa el diario La Nación de Buenos Aires, Susana
Malcorra, la exministra de Exteriores argentina, confirmó al Senado
que el país se había convertido en el tercer exportador de coca del mundo,
y según la oficina de la UNODC le siguen Brasil, República Dominicana y Colombia.
Lógicamente, existe también la lista de los países consumidores, que son todos
los más desarrollados, empezando por Estados Unidos y Canadá, y seguidos por
los países de Europa, además de Japón, Corea, China, buena parte de Asia
Meridional y Australia.
Asimismo, EE UU está muy
preocupado por el cultivo de la amapola de opio en México, que es el principal
distribuidor de derivados ilegales de opiáceos en EE UU, según estima la DEA.
Lógicamente, todas estas
sustancias ilegales se venden a precios muy elevados porque se suelen consumir
en los países más ricos, que son los que pueden pagar costes tan altos por ellas.
El precio del kilo de cocaína se puede multiplicar desde 1.300 dólares en la
selva de Colombia hasta 27.000 en Estados Unidos, 53.000 en Europa y 200.000 en
Australia. De ahí que aquellos que transportan la cocaína desde Sudamérica
hasta EE UU sobornan a muchos policías, militares y políticos que se encuentran
a su paso, incluso a gobernadores de algunos Estados como en México, hasta
llegar a su destino final en EE UU.
El informe de la UNODC calcula
que uno de cada 20 adultos, es decir, 255 millones de personas en el mundo de
entre 15 y 64 años, consumió drogas en 2015 y, sin embargo, sólo una de cada
seis personas recibe algún tipo de tratamiento. Además, hay 29 millones de
aquellas personas que consumen drogas que sufren trastornos muy serios relacionados
con ellas y otros 12 millones son consumidores de drogas por inyección, de los
cuales el 14% tienen el sida (VIH). El índice de predominio del uso de drogas
ha variado poco: entre 2006 y 2015 se mantiene en el 5,3% de la población
mundial, habiendo subido cuatro décimas desde el 4,9% en 2006.
El reparto por consumidores de
estas sustancias en los 12 meses anteriores a 2015 es el siguiente: 183
millones de consumidores de cannabis, 35 millones de consumidores de opioides,
37 millones de consumidores de anfetaminas y estimulantes de venta con receta,
22 millones de consumidores de éxtasis, 18 millones de consumidores de opiáceos
y 17 millones de consumidores de cocaína. Asimismo, la UNODC calcula las
incautaciones de drogas entre 1998 y 2014. Muestra que, partiendo de una base
100, en 1998 las sustancias que más han crecido han sido los estimulantes
basados en anfetaminas (ATS). Existen mercados nuevos de estas sustancias,
cuyos datos se consiguen a través de sus capturas en toneladas, que han pasado
de 95 toneladas en 2010 a 190 en 2015. Lo mismo ocurre con otros mercados de
nuevas sustancias psicoactivas (NPS), de marihuana y de opiáceos sintéticos.
Las corrientes del tráfico de
heroína van desde Pakistán hasta Canadá por el océano Pacífico, desde Colombia
hasta México y Estados Unidos, desde Afganistán y Pakistán hasta Europa a
través de Turquía, y desde Afganistán al golfo Pérsico y Oriente Próximo. Parte
de la distribución desde Afganistán se realiza asimismo dando la vuelta a
África y llegando a Europa Central y Suroriental, y entrando a través del norte
de África a España, Francia e Italia. Myanmar y Laos distribuyen heroína a
China, a Asia Suroriental y a Oceanía, que son zonas de rentas muy altas.
Asimismo, la UNODC muestra que otra gran parte del tráfico de la cocaína desde
toda América del Sur, no sólo desde Colombia, se dirige a Europa Occidental y
Central, entra por Galicia y por el norte de Portugal y penetra en el resto de
Europa. Finalmente, la agencia de la ONU estima que el tráfico de drogas no se
encuentra solamente en la esfera de los grandes grupos delictivos.
Un informe especial del
expresidente Barack Obama de 2016 muestra que el negocio del narcotráfico
comienza en los países que no cumplen con sus obligaciones internacionales de
lucha contra este crimen en el continente americano. La lista incluye a
Bahamas, Belice, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República
Dominicana y Venezuela. Asimismo, existe otra lista de los países de origen de
las sustancias para producir narcóticos que son, por orden alfabético, los
siguientes: Afganistán, Argentina, Bangladés, Belice, Bolivia, Brasil, Chile,
Costa Rica, Ecuador, Egipto, El Salvador, Guatemala, Honduras, India,
Indonesia, México, Myanmar, Nigeria, Pakistán, Perú, República Dominicana,
Singapur, Sudáfrica, Taiwán y Venezuela.
Un informe de la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) de 2015 muestra que hay
sembradas 96.000 hectáreas de hojas de coca en Colombia, lo que implica una
producción de 646 toneladas métricas, seguida de Perú y de Bolivia. Sólo en el
puerto de Tumaco, sobre el Pacífico colombiano, se acumulan entre el 17% y el
18% de las siembras totales del país. Asimismo, según informa el diario La Nación de Buenos Aires, Susana
Malcorra, la exministra de Exteriores argentina, confirmó al Senado
que el país se había convertido en el tercer exportador de coca del mundo,
y según la oficina de la UNODC le siguen Brasil, República Dominicana y
Colombia. Lógicamente, existe también la lista de los países consumidores, que
son todos los más desarrollados, empezando por Estados Unidos y Canadá, y
seguidos por los países de Europa, además de Japón, Corea, China, buena parte
de Asia Meridional y Australia.
Asimismo, EE UU está muy
preocupado por el cultivo de la amapola de opio en México, que es el principal
distribuidor de derivados ilegales de opiáceos en EE UU, según estima la DEA.
Lógicamente, todas estas
sustancias ilegales se venden a precios muy elevados porque se suelen consumir
en los países más ricos, que son los que pueden pagar costes tan altos por
ellas. El precio del kilo de cocaína se puede multiplicar desde 1.300 dólares
en la selva de Colombia hasta 27.000 en Estados Unidos, 53.000 en Europa y
200.000 en Australia. De ahí que aquellos que transportan la cocaína desde
Sudamérica hasta EE UU sobornan a muchos policías, militares y políticos que se
encuentran a su paso, incluso a gobernadores de algunos Estados como en México,
hasta llegar a su destino final en EE UU.
El informe de la UNODC calcula
que uno de cada 20 adultos, es decir, 255 millones de personas en el mundo de
entre 15 y 64 años, consumió drogas en 2015 y, sin embargo, sólo una de cada
seis personas recibe algún tipo de tratamiento. Además, hay 29 millones de
aquellas personas que consumen drogas que sufren trastornos muy serios
relacionados con ellas y otros 12 millones son consumidores de drogas por
inyección, de los cuales el 14% tienen el sida (VIH). El índice de predominio
del uso de drogas ha variado poco: entre 2006 y 2015 se mantiene en el 5,3% de
la población mundial, habiendo subido cuatro décimas desde el 4,9% en 2006.
El reparto por consumidores de
estas sustancias en los 12 meses anteriores a 2015 es el siguiente: 183
millones de consumidores de cannabis, 35 millones de consumidores de opioides,
37 millones de consumidores de anfetaminas y estimulantes de venta con receta,
22 millones de consumidores de éxtasis, 18 millones de consumidores de opiáceos
y 17 millones de consumidores de cocaína. Asimismo, la UNODC calcula las
incautaciones de drogas entre 1998 y 2014. Muestra que, partiendo de una base
100, en 1998 las sustancias que más han crecido han sido los estimulantes
basados en anfetaminas (ATS). Existen mercados nuevos de estas sustancias,
cuyos datos se consiguen a través de sus capturas en toneladas, que han pasado
de 95 toneladas en 2010 a 190 en 2015. Lo mismo ocurre con otros mercados de
nuevas sustancias psicoactivas (NPS), de marihuana y de opiáceos sintéticos.
Las corrientes del tráfico de
heroína van desde Pakistán hasta Canadá por el océano Pacífico, desde Colombia
hasta México y Estados Unidos, desde Afganistán y Pakistán hasta Europa a
través de Turquía, y desde Afganistán al golfo Pérsico y Oriente Próximo. Parte
de la distribución desde Afganistán se realiza asimismo dando la vuelta a
África y llegando a Europa Central y Suroriental, y entrando a través del norte
de África a España, Francia e Italia. Myanmar y Laos distribuyen heroína a
China, a Asia Suroriental y a Oceanía, que son zonas de rentas muy altas.
Asimismo, la UNODC muestra que otra gran parte del tráfico de la cocaína desde
toda América del Sur, no sólo desde Colombia, se dirige a Europa Occidental y
Central, entra por Galicia y por el norte de Portugal y penetra en el resto de
Europa. Finalmente, la agencia de la ONU estima que el tráfico de drogas no se
encuentra solamente en la esfera de los grandes grupos delictivos.
WASHINGTON.- Bolivia y Venezuela
son, junto a Myanmar, los países del mundo donde existe un "fracaso
demostrable" a la hora de implementar sus obligaciones internacionales en
la lucha antidrogas, según el informe anual de Estados Unidos sobre el
narcotráfico en el mundo. Entre los mayores productores y países de tránsito de
drogas del mundo se encuentran también Colombia, México, Costa Rica, República
Dominicana, Ecuador, Perú, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua,
Panamá y Belice, de acuerdo con el informe, enviado hoy por el Departamento de
Estado al Congreso estadounidense. El informe, relativo a 2016, se basa en las
recomendaciones emitidas por el ex Presidente de Estados Unidos Barack Obama en
septiembre pasado, cuando designó a Bolivia, Venezuela y Myanmar como
responsables de una política fallida en la lucha antidrogas en los doce meses
anteriores. Aunque esa denominación puede implicar sanciones de Estados Unidos,
la designación de Obama fue acompañada en este caso de una recomendación al
Congreso de que no interrumpiera la asistencia económica a Venezuela y Myanmar,
que está "en el interés nacional de Estados Unidos", según el
Departamento de Estado. En el caso de Bolivia, Obama no llegó a estimar que
Estados Unidos tenga en su "interés nacional" continuar la ayuda, por
lo que la asistencia que Washington proporciona a ese país se limita a la
humanitaria y de lucha contra el narcotráfico, que es mínima. La lista de los
22 países que son los mayores productores y zonas de tránsito de drogas del
mundo que aparece en el informe es idéntica a la del año pasado, que se refería
a 2015, y está compuesta por una mayoría de naciones latinoamericanas, además
de cinco asiáticas: Afganistán, Birmania, India, Laos y Pakistán. La principal
novedad del informe es la inclusión de Belice en la lista de los principales
países de origen de sustancias químicas precursoras que se usan en la
producción de narcóticos ilegales. En esa lista repiten un año más Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala,
Honduras, México, Perú, República Dominicana y Venezuela; entre una veintena de
países que incluyen varios europeos como el Reino Unido, Alemania, Holanda y
Bélgica; y asiáticos como Tailandia y China.

Solo en 2016 alrededor de 275 millones de personas consumieron al menos
una vez alguna droga ilegal
Durante la presentación del Informe Mundial Sobre las Drogas 2018 en la Cancillería
boliviana, el representante en el país de la Oficina de la ONU contra la Droga
y el Delito (UNODC), Thierry Rostan, señaló que la mayoría
del consumo de cocaína "se concentra en las
Américas" y que el número "va en aumento".
Los consumidores de la droga derivada de la hoja de coca
alcanzaron los 18,2 millones en el mundo en 2016, "un 7%
más" que el año anterior, de los que "más de la mitad" está en
el continente americano y un 34% en América del Norte, señaló el reporte.
El diplomático sostuvo además que la producción mundial de la droga
"aumentó en un 56% en el periodo 2013-2016", proveniente sobre todo
de Colombia, donde se genera la "mayoría de la cocaína del
mundo".
El informe reveló datos recabados en el periodo 2013-2016, emitidos por
la UNODC en junio pasado y presentados hoy en Bolivia.
Además, refleja información sobre la cantidad de cultivos de coca y el
análisis de la situación del comercio y consumo de otras drogas.
Rostan destacó que la producción mundial de cocaína llegó en
2016 a 1.410 toneladas, lo que significa "la cifra más alta jamás
registrada" e indicó que en el periodo 2013-2016 hubo un incremento del
56% en comparación a años precedentes.

Los flujos frecuentes de exportación de cocaína parten de la región
andina hacia EEUU o Europa a través de Portugal y España, países
considerados como la “puerta de ingreso” al mercado europeo
Rostan también mencionó que Colombia, a parte de ser el principal
productor de cocaína, es el que concentra el mayor número de hectáreas
ilegales de hojas de coca, con 143.000 reportadas en 2016, un 68% del cultivo
mundial. Detrás están Perú, con 43.000 hectáreas y un 21% de los cultivos,
y Bolivia con un 10% del total global.
En todos estos casos, la UNODC ha reportado en los últimos años el
incremento de las zonas de plantación después de un ciclo de descenso
permanente.
A su turno, el ministro boliviano de Gobierno (Interior), Carlos Romero,
resaltó en su intervención los "elementos críticos" del informe como
los nuevos métodos de tráfico de droga en el llamado "internet
oscuro", el incremento de vulnerabilidad de la población más joven y
ascenso del consumo de drogas.
No obstante, Romero destacó las soluciones surgidas desde la comunidad
internacional que ha "reelaborado el enfoque de la problemática"
desde la prevención y la salud pública.

El consumo de opioides ha sido la principal causa de unas 60.000 muertes
en América del Norte, por sobredosis de fármacos no recetados
Por otro lado, se estableció que 192,2 millones de personas
consumieron cannabis o marihuana en 2016.
Las incautaciones de marihuana alcanzaron poco más de 4.500 toneladas
ese mismo año, de las cuales dos tercios se produjeron en el continente
americano.
Finalmente, son motivo de preocupación las drogas sintéticas,
que "siguen propagándose", ya que cada año aparecen en el mercado
nuevas sustancias.
Una droga
alucinógena es aquella droga que produce cambios en la
percepción, consciencia, emoción o ambos.
Este grupo se
divide a su vez en otros tres:
·
Psicodélicos:
producen una alteración en la cognición y
la percepción.
Las experiencias suelen asociarse a la meditación, el yoga, el trance o el
sueño. Los psicodélicos suelen agruparse en lisergamidas (destaca
el LSD), feniletilaminas, piperazina, triptaminas y otros.
·
Disociativos:
producen un bloqueo de las señales de la mente consciente hacia otras partes
del cerebro produciendo alucinaciones, privación sensorial, disociación y
trance. Pueden producir también sedación, depresión respiratoria, analgesia,
anestesia o ataxia, así como
pérdida de las facultades mentales y la memoria. Se dividen en adamantanos, arilciclohexilaminas y
morfinanos.
·
Delirantes:
producen delirios, a diferencia
de los alucinógenos psicodélicos y disociativos en el que se mantiene cierto
estado de consciencia. Se dividen en anticolinérgicos, antihistamínicos y GABA-agonistas.
Los opioides son
las drogas que se unen a receptores
opioides situados principalmente en el sistema
nervioso central y en el tracto gastrointestinal. Hay tres grandes clases de
sustancias opiáceas: alcaloides del opio, como morfina y codeína;
opiáceos semi-sintéticos, tales como heroína y oxicodona; y opioides completamente
sintéticos, tales como petidina y metadona,
que tienen una estructura no relacionada con los alcaloides del opio.
Las drogas que
se utilizan como fármacos se clasifican según el objetivo con el que se
utilicen o la patología que combatan.
Los analgésicos
se dividen en: opioides, pirazolonas, cannabinoides, anilinas y antiinflamatorios
no esteroideos.
Los analgésicos
utilizados para tratar el dolor dependerán de la intensidad y características
propias del dolor. Para dolores leves suelen utilizarse los AINEs que
además de tratar el dolor y reducen la fiebre, y en grandes dosis, tienen
efectos antiinflamatorios. No obstante, este tipo de sustancias tienen un techo
analgésico bajo, el cual no puede ser traspasado ni en mayores dosis ni en
combinación con otras drogas del mismo tipo. No tienen un potencial de
dependencia física elevado, por lo que su venta es libre en la mayoría de
países. Para el alivio de dolores de intensidad moderada se utilizan opioides débiles,
de distribución no libre, como el tramadol, la codeína o
la hidrocodona. Para dolores de intensidad fuerte
se utilizan opioides fuertes como la morfina,
la hidromorfona,
la metadona,
el fentanilo, etc. Estas sustancias no tienen
techo analgésico, existiendo solamente un techo toxicológico.
Una droga
anestésica es aquella que produce anestesia generalizada
o local. Puede producir además molestias de garganta, náuseas o vómitos,
mareos, cefaleas o muerte.
Este grupo se
divide en subgrupos: etéreos, haloalcanos, opioides y esteroides
neuroactivos; inyectables o inhalables.
Una droga sedante-hipnóticas o soporíficas son
aquellas cuya primera función es la inducción al sueño.
Pueden producir, según qué tipo de sedantes-hipnóticos, insomnio, ansiedad,
confusión, desorientación, depresión respiratoria, pérdida de equilibrio,
disminución del juicio, o muerte.
Este grupo se
subdivide a su vez en subgrupos: GABA-agonistas,
H1 agonistas-inversos, α1 adrenérgicos
antagonistas, α2 adrenérgicos
antagonistas, agonistas melatoníticos y antagonistasorexiníticos.
Una droga
antidepresiva es aquella que produce un alivio en los síntomas de la depresión,
la distimia, ansiedad;
y en general todos los trastornos del
estado de ánimo y la fobia
social.
Este grupo se
subdivide en: Inhibidores de
la recaptación selectiva, potenciadores
de la recaptación selectiva, agentes de la liberación selectiva, antagonistas
de los receptores, inhibidores de la recaptación, antidepresivos bicíclicos,
antidepresivos tricíclicos, antidepresivos tetracíclicos, antidepresivos
heterocíclicos, inhibidores de
la monoaminooxidasa, agonistas
de los receptores 5-HT1A.
Las drogas
antiparkinsonianas son aquellas drogas que tratan los síntomas de la enfermedad de
Parkinson. Producen efectos adversos como hipotensión, arritmias, náuseas,
pérdida del cabello, ansiedad, alucinaciones,
somnolencia, problemas respiratorios, desorientación, confusión y psicosis.
Una droga
antipsicótica es aquella que produce un alivio en los síntomas de la psicosis.
Pueden producir ganancia de peso, agranulocitosis, discinesia, acatisia, distonía, párkinson, hipotensión, taquicardia, letargia, pesadillas, hiperprolactinemia o disfunción eréctil.
Este grupo se
divide en subgrupos: benzamidas,
butirofenonas, difenilbutilpiperidinas, fenotiazinas, tioxantinas, tricíclicos,
piperidinas de benzisoxazola, piperazinas de benzotiazoles y otros menos
comunes.
Una droga
ansiolítica es aquella utilizada para el tratamiento de
la ansiedad y
sus desórdenes. Son considerados tranquilizantes menores. Pueden producir
taquicardia, pesadillas o pérdida de la consciencia.
Este grupo se
divide en:receptores GABAA, agonistas
de los receptores 5-HT1A, antagonistas de la histamina (antihistamínico), antagonistas de
la liberación de la corticotropina, antagonistas
de la taquicinina,
antagonistas de la melanina, etc.
Las drogas
anoréxicas o antiobésicas son aquellas que suprimen o
reducen el apetito. Suelen
utilizarse para reducir peso.
Este tipo de
drogas se dividen en estimulantes y anticannabinoides.
La mayoría de estimulantes suprimen el apetito, y de hecho, la droga más
consumida del mundo, el café,43
es un potente supresor del hambre.44
Los cannabinoides tienen la capacidad de estimular los receptores
cannabinoides CB1 y CB2,
que incrementan el apetito. Aquellas sustancias antagonistas y agonistasinversas de estos receptores
producirían el efecto contrario, esto es, la disminución o la supresión el
apetito, como sucede con el Rimonabant o el Surinabant. No obstante, el consumo excesivo
de THC produce el efecto contrario al de un consumo moderado, ya que en un
consumo normal la activación de los receptores cannabinoides CB1 se
produce a nivel de las neuronas excitadoras glutamatérgicas mientras que un consumo
mayor produciría la estimulación de los receptores cannabinoides CB1 en
las neuronas inhibidoras GABAérgicas del
estriado ventral.45
Una droga
euforizante es aquella que induce a sentimientos de euforia.
Los efectos pueden incluir relajación, control del estrés, felicidad o placer;
ya que pueden actuar sobre los centros de placer del cerebro.
El ámbito de acción de estas drogas es generalizado encontrándose en varios
tipos de drogas psicotrópicas.
El
cannabis afecta casi todos los sistemas corporales. En él se combinan muchas de
las propiedades del alcohol, los tranquilizantes,
los opiáceos y
los alucinógenos.46
Las drogas nootrópicas (del griego noús ‘mente’
y trópos ‘movimiento’) o smart drugs (‘drogas
inteligentes’ en inglés)
son aquellas que incrementan las funciones mentales, como la cognición,
la memoria,
la atención, o aumentan la motivación o
la concentración. Son referidos generalmente como psicoestimulantes. Este grupo
incluye los simpaticomiméticos,
las xantinas, los eugeroicos,
los antagonistas de la H3,
los agonistas inversos de GABAA, los agonistas de la dopamina
D1, los agonistas de la nicotina
α7, los inhibidores de la prolil endopeptidasa, los
agonistas α-adrenérgicos y
los antioxidantes,
entre otros.
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Este artículo o sección
necesita referencias que aparezcan en una publicación
acreditada.
Este aviso fue puesto el 23 de abril de 2015. |
La diferencia
entre una droga dura y una droga blanda es
que la dura causa adicción o dependencia tanto física como psíquica, mientras
que la blanda causa adicción o dependencia a nivel solo físico, o solo
psíquico.
En su origen
esta distinción pretendió servir para distinguir las drogas altamente adictivas
que comportan serios daños a la salud (duras), de las poco adictivas, que no
presentan un riesgo grave para quien las consume (blandas).[cita requerida]
A pesar de ello
esta distinción es aún empleada tanto en el discurso oficial como en el habla
informal:[cita requerida]
·
Drogas duras:
la cocaína, los opioides (morfina, heroína,
etc.), el alcohol, o las anfetaminas son
comúnmente descritas como drogas duras.
·
Drogas blandas:
el término es aplicado generalmente a los derivados del cannabis (marihuana, hachís,
etc.), a la cafeína, etc. Por lo
general el término se aplica a sustancias cuyo consumo no conlleva patrones de
comportamiento social desadaptativos.
La distinción
entre drogas duras y blandas es importante en la política de drogas de
los Países Bajos,
entre otros estados, donde ciertas drogas blandas tienen tolerancia oficial,
aunque casi siempre están sujetas a restricciones en cuanto a su comercio,
producción y consumo.
Drogas de consumo
más común
|
||||
Rama
|
Tipo
|
Drogas
relacionadas
|
Efectos en dosis
estándar
|
Estatus legal
|
Depresores
sedantes y analgésicos |
etanol (alcohol)
|
euforia, relajación, disminución de
los reflejos, problemas de coordinación, etc.
|
legal
|
|
placer, sedación, euforia, etc.
|
ilegal
|
|||
anestesia general y sedación
|
legal bajo prescripción
|
|||
sedante, somnífero, amnesia
anterógrada
|
ilegal
|
|||
anestesia, distorsión de la
percepción, aislamiento, reducción de la atención y del aprendizaje,
alucinaciones
|
ilegal
|
|||
sedación, relajación, placer,
bienestar general
|
legal bajo prescripción médica
|
|||
Alucinógenos
|
MDMA (éxtasis)
|
euforia, felicidad, ligereza mental
y física, bienestar general
|
ilegal
|
|
alucinaciones, creatividad,
apertura emocional, cambios de humor
|
ilegal
|
|||
alucinaciones basadas en la
realidad, sinestesia
|
ilegal
|
|||
euforia, autoexploración, leves
alucinaciones
|
ilegal (según el país)
|
|||
tetrahidrocannabinol(marihuana)
|
euforia, relajación, placer,
amnesia, intensificación sensorial, bienestar general
|
ilegal/legal
|
||
Estimulantes
|
nicotina (tabaco)
|
estimula la memoria y la vigilia,
inhibe el sueño y el hambre, bienestar general
|
legal
|
|
euforia, ansiedad, concentración,
grandiosidad, paranoia e irritabilidad
|
ilegal
|
|||
disminución del sueño y el hambre,
mejor coordinación y memoria, vasodilatación y aumento de las funciones
cognitivas
|
legal
|
Constituye el
sistema de clasificación más aceptado en la actualidad (frente a la distinción
entre drogas "duras" y "blandas" o legales e ilegales).
El daño físico
es relativo y variable según la condición preexistente. A continuación, una
tabla ordenada según el daño a la salud, aunque el daño social puede variar:
Droga
|
Daño
|
Componente de daño a la
salud (sobre 3)
|
Componente de daño
social (sobre 3)
|
Mortalidad estimada
|
Nula
|
≈ 0
|
-
|
0 / año
|
|
Bajo
|
0,75
|
1,1
|
Desconocido
|
|
Medio-bajo
|
1,3
|
1,3
|
Desconocido
|
|
Medio-bajo
|
* Ver nota (1,5 máx.) 1
|
0,8
|
0 / Año
|
|
Medio
|
1,5
|
0,8
|
Desconocido
|
|
Medio
|
1,5 ²
|
1,3
|
0 / año
|
|
Medio
|
1,55
|
1,5
|
Desconocida
|
|
Medio
|
1,6
|
1,0
|
Desconocido
|
|
Alto
|
1,86
|
1,9
|
Desconocida
|
|
Alto
|
1,9
|
1,1
|
5 millones / año y el 70-80 % de los cánceres de pulmón
|
|
Alto
|
1,9
|
1,5
|
Desconocida
|
|
Alto
|
2,0
|
2,5
|
Desconocida
|
|
Alto
|
2,1
|
2,4
|
2,5 millones / año
|
|
Muy alto
|
2,65
|
3
|
Desconocida
|
Notas: 1 El
cannabis inhalado tras su combustión es tan o más dañino que el tabaco, pero
vaporizado tiene pocos efectos perniciosos por lo que este dato está sujeto a
debate. ² No se conocen efectos físicos sobre el cuerpo humano tras su consumo
prolongado, pero sí posibles efectos en la psique cuya variabilidad es notable.
N.º
|
Droga
|
Potencial de adicción
|
1
|
99/100
|
|
2
|
96,5/100
|
|
3
|
95,5/100
|
|
4
|
Metanfetamina fumada
|
92,5/100
|
5
|
Metanfetamina inyectada
|
89,5/100
|
6
|
87,5/100
|
|
7
|
86/100
|
|
8
|
83/100
|
|
9
|
82/100
|
|
10
|
82/100
|
|
11
|
81/100
|
|
12
|
78/100
|
|
13
|
67/100
|
|
14
|
55/100
|
|
15
|
42/100
|
|
16
|
40/100
|
|
17
|
32/100
|
|
18
|
17/100
|
|
19
|
16/100
|
|
20
|
?/100
|
De esta lista,
al menos tres son de venta legal en las tiendas y son de uso corriente en la
sociedad occidental: la nicotina del tabaco,
el café y
el alcohol.
También se puede conseguir con receta el Valium,
y curiosamente su alto poder de adicción contrasta con los estudios de quienes
creen que es un placebo[cita requerida].
La consideración legal respecto a éstas es sin duda muy diferente a la
relacionada con las del resto de la lista.
En el 2015,
sobre la base de las investigaciones que buscan reducir la obesidad y la
diabetes tipo 2 -principales problemas de salud en Estados Unidos-, el Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT) reportó
que los hábitos compulsivos en los adictos al azúcar siguen circuitos
neuronales diferentes a los relacionados al deseo por los alimentos sanos.48
El consumo de
drogas suele iniciarse en la etapa de la adolescencia o juventud, lo cual se ha
convertido en una preocupación social.49
El Office for
National Statistics del Reino
Unido indicó que en ese país “el 12 % de
los alumnos de
entre 11 y 15 años había consumido drogas el pasado año [...]. El cannabis [marihuana]
fue, con mucho, la más utilizada” y que “a más de un tercio de estos jóvenes
(el 35 %) les habían ofrecido una o varias clases de droga”.
Un informe
respaldado por la Unión
Europea revela también que entre la gente joven “es
cada vez más habitual beber hasta emborracharse”.50
El informe añade que el “alcoholismo tiene,
a corto plazo, consecuencias nefastas, tales como accidentes, violencia y envenenamiento,
así como problemas sociales y del desarrollo”. Un estudio realizado en Japón señala
que “las drogas más utilizadas por los adolescentes del país son los disolventes
orgánicos, que pueden inducir al uso de otras sustancias”.[cita requerida]
En total, se
declara que para el 2012 se contaban 28 millones de personas bebedoras de 12-65
años de las cuales el 53% de los consumidores son hombres y el 47% son mujeres.
Además, el 25% se declaró dependiente del tabaco siendo
69% hombres y 31% mujeres. El 72% del grupo de fumadores declara haber
comenzado el vicio antes de
los 18 años, mientras que actualmente el 9% de la población fumadora es
representada por los mismos menores de edad. Estas cifras recopiladas, también
muestran que la principal ocupación de los consumidores de drogas como el
tabaco o el alcohol, es empleado. En cuanto a drogas más fuertes, el 7% de la
población admite consumir drogas químicas con frecuencia y por el contrario, el
63% declara no haberlas probado jamás.5152
En vista de lo
mencionado, el ex secretario general de las Naciones
Unidas, Kofi
Annan, declaró: “La droga está destruyendo a la sociedad,
fomentando el delito, propagando
enfermedades como el sida y acabando
con nuestros jóvenes y
nuestro futuro”. Con
frecuencia, los toxicómanos se
ven implicados en el tráfico de estupefacientes y en asesinatos. Asimismo, son
víctimas de la violencia o tienen relaciones sexuales peligrosas no planeadas.
Un informe del gobierno de Estados
Unidos señaló: “La drogadicción no es solo problema
de los pobres, las minorías o
los barrios bajos. [...] Afecta a personas de toda clase social y del país entero.
Es un problema de todos”.53
El uso de drogas
en la adolescencia es especialmente perjudicial ya que es un período de
transición en la que tienen lugar cambios corporales, afectivos, cognitivos y
de relaciones sociales,54
llegar a ser muy peligroso para la salud de los jóvenes pues produce daños en
el cuerpo y órganos, como:
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acreditada.
Este aviso fue puesto el 23 de abril de 2015. |
Consumo
de cannabis en la Unión Europea.
Consumo
de cocaína en la Unión Europea.
Consumo
de éxtasis en la Unión Europea.
La legislación
contemporánea, en el contexto de una guerra contra la droga creada y pujada por
los Estados Unidos, considera ilícito el uso y el comercio extraterapéutico de
psicofármacos que alteren la conciencia.[cita requerida]
Su uso está en
auge, y numerosos son los países que tratan de afrontarlo mediante diferentes
vías (campañas y operativos antidrogas y su tráfico, etc.).
Cada país
establece algunas excepciones a esta regla. Por ejemplo, es habitual en Occidente que
el uso y comercio del alcohol,
el tabaco y
los estimulantes cafeínicos sean
legales fuera del ámbito de la medicina. En otros países, como Países
Bajos, se tolera el uso recreacional de la marihuana,
los derivados del cáñamo y,
antes, los hongos psicotrópicos. [cita requerida] En
Estados Unidos, en 2014 los estados de Colorado y Washington comenzaron la
venta legal de derivados del cáñamo, y en Uruguay se ha aprobado una
legalización, efectiva desde julio 2017.
Cuando las
sustancias son fabricadas y distribuidas dentro del ámbito farmacéutico pero
son empleadas sin prescripción facultativa y con fines recreacionales, la ley
considera que existe abuso. Para otros colectivos, en cambio, el abuso se
produce cuando el consumidor daña su salud y su relación con su entorno.
En amplios
sectores de la sociedad existe la opinión de que el uso extramedicinal de
psicofármacos es dañino. Sin embargo, en otros entornos se defiende que en
ciertos casos los supuestos daños han sido muy exagerados, y en todo caso ha de
ser el individuo, no el Estado, quien regule su conducta. Ambas posiciones son
las que han venido enfrentándose, tradicionalmente, en el debate acerca de
la legalización de
las drogas.[cita requerida]
Constantemente
los sectores psicofarmacófilos de la sociedad descubren que ciertos principios
activos -presentes sobre todo en plantas y medicamentos de farmacia- son
susceptibles de uso recreacional; este descubrimiento y la consiguiente
extensión de su uso conducen a una respuesta legislativa, aumentando el
catálogo de sustancias prohibidas o sujetas a mecanismos estatales de control.
Entre las de uso
recreacional encontramos
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