Qué es la cocaína?

La cocaína es un estimulante extremadamente adictivo que afecta directamente al cerebro. La cocaína ha sido llamada la droga de los años ochenta y noventa por su gran popularidad y uso extendido en esas décadas. Sin embargo, no es una droga nueva. En realidad, la cocaína es una de las drogas que se conoce desde hace más tiempo. Las hojas de la coca, de donde se obtiene la cocaína, se han ingerido por miles de años, mientras que la sustancia química pura, el clorhidrato de cocaína, se ha consumido por más de 100 años. A principios del siglo XX, por ejemplo, la cocaína purificada se convirtió en el principio activo básico que se empleaba en la mayoría de los tónicos y elíxires creados para tratar una gran variedad de enfermedades.
La cocaína pura era extraída originalmente de la hoja del arbusto de la coca del género Erythroxylum, que crecía principalmente en Perú y Bolivia. En la década de los noventa, y después de varios esfuerzos para reducir el cultivo en esos países, Colombia se convirtió en el país con mayor cultivo de coca. Hoy en día, la cocaína es una droga clasificada bajo la Lista II (“Schedule II”) de la Ley sobre Sustancias Controladas, lo que significa que se considera que tiene un gran potencial para ser abusada, pero que puede ser administrada por un doctor para usos médicos legítimos, por ejemplo, como anestesia local en ciertos tipos de cirugías de los ojos, oídos y garganta.
La cocaína usualmente se vende en la calle en forma de un polvo blanco, fino y cristalino que se conoce en español como “coca”, “nieve”, “dama blanca” o “talco”. Algunos de sus nombres en inglés son “coke”, “C”, “snow”, “flake” y “blow”. Los traficantes generalmente mezclan la cocaína con otras sustancias inertes, tales como la maicena, el talco o el azúcar; o con ciertas drogas activas como la procaína (una anestesia local de composición química parecida) u otros estimulantes, como las anfetaminas. Algunos consumidores combinan la cocaína con la heroína en lo que suelen llamar un “speedball” (en español también se conoce como “revuelto”, “rebujo”, “francés” o “café con leche”).
Hay dos formas químicas de la cocaína que suelen consumirse: la sal de clorhidrato (que es soluble en agua) y los cristales de cocaína o base, conocida en inglés como “freebase” (que no son solubles en agua). La sal de clorhidrato, o la forma en polvo de la cocaína, se consume de forma inyectada o inhalada (“snorting”). Los cristales de cocaína o freebase han sido procesados con amoniaco o bicarbonato sódico y agua y luego calentados para eliminar el clorhidrato y producir una sustancia que se puede fumar. El término “crack”, el nombre de la calle para los cristales o base de cocaína, se refiere al sonido crujiente que se oye al fumar esta mezcla.
¿Cuáles son los efectos a corto plazo del uso de la cocaína?
Los efectos de la cocaína se presentan casi inmediatamente después de una sola dosis y desaparecen en cuestión de minutos o dentro de una hora. Los que consumen cocaína en cantidades pequeñas generalmente se sienten eufóricos, energéticos, conversadores y mentalmente alertas, particularmente con relación a las sensaciones visuales, auditivas y del tacto. La cocaína también puede disminuir temporalmente el apetito y la necesidad de dormir. Algunos consumidores sienten que la droga les ayuda a realizar más rápido algunas tareas simples, tanto físicas como intelectuales, mientras que a otros les produce el efecto contrario.
La forma en que se administra la cocaína determina el tiempo que dura el efecto inmediato de euforia. Mientras más rápida es la absorción, más intenso es el “high” o euforia que resulta; pero al mismo tiempo, cuanto más rápida es la absorción, menor es la duración del efecto de la droga. El “high” que se produce al inhalar la droga se demora en llegar pero puede durar de 15 a 30 minutos. En contraste, los efectos que se obtienen fumando la cocaína pueden durar de 5 a 10 minutos.
Los efectos fisiológicos a corto plazo que resultan del consumo de cocaína incluyen contracción de los vasos sanguíneos, dilatación de las pupilas y aumentos en la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Si se usan cantidades mayores se puede intensificar el “high” del usuario, pero también puede llevar a un comportamiento más extravagante, errático y violento. Algunas personas que consumen cocaína han reportado desasosiego, irritabilidad y ansiedad. También pueden tener temblores, vértigos, espasmos musculares o paranoia. Además, puede haber graves complicaciones médicas asociadas con el abuso de la cocaína. Entre las complicaciones más frecuentes se encuentran algunos efectos cardiovasculares como alteraciones en el ritmo cardiaco y ataques al corazón; algunos efectos neurológicos incluyendo ataques cerebrovasculares, convulsiones, dolores de cabeza y hasta coma; y complicaciones gastrointestinales, como dolor abdominal y náusea. En raras ocasiones, puede ocurrir la muerte súbita la primera vez que se prueba la cocaína o de forma inesperada al consumirla subsiguientemente. Las muertes ocasionadas por la cocaína suelen ser el resultado de un paro cardiaco o de convulsiones seguidas por un paro respiratorio.
Las investigaciones también han demostrado que existe una interacción potencialmente peligrosa entre la cocaína y el alcohol.
¿Cuáles son los efectos a corto plazo del uso de la cocaína?
Los efectos de la cocaína se presentan casi inmediatamente después de una sola dosis y desaparecen en cuestión de minutos o dentro de una hora. Los que consumen cocaína en cantidades pequeñas generalmente se sienten eufóricos, energéticos, conversadores y mentalmente alertas, particularmente con relación a las sensaciones visuales, auditivas y del tacto. La cocaína también puede disminuir temporalmente el apetito y la necesidad de dormir. Algunos consumidores sienten que la droga les ayuda a realizar más rápido algunas tareas simples, tanto físicas como intelectuales, mientras que a otros les produce el efecto contrario.
La forma en que se administra la cocaína determina el tiempo que dura el efecto inmediato de euforia. Mientras más rápida es la absorción, más intenso es el “high” o euforia que resulta; pero al mismo tiempo, cuanto más rápida es la absorción, menor es la duración del efecto de la droga. El “high” que se produce al inhalar la droga se demora en llegar pero puede durar de 15 a 30 minutos. En contraste, los efectos que se obtienen fumando la cocaína pueden durar de 5 a 10 minutos.
Los efectos fisiológicos a corto plazo que resultan del consumo de cocaína incluyen contracción de los vasos sanguíneos, dilatación de las pupilas y aumentos en la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Si se usan cantidades mayores se puede intensificar el “high” del usuario, pero también puede llevar a un comportamiento más extravagante, errático y violento. Algunas personas que consumen cocaína han reportado desasosiego, irritabilidad y ansiedad. También pueden tener temblores, vértigos, espasmos musculares o paranoia. Además, puede haber graves complicaciones médicas asociadas con el abuso de la cocaína. Entre las complicaciones más frecuentes se encuentran algunos efectos cardiovasculares como alteraciones en el ritmo cardiaco y ataques al corazón; algunos efectos neurológicos incluyendo ataques cerebrovasculares, convulsiones, dolores de cabeza y hasta coma; y complicaciones gastrointestinales, como dolor abdominal y náusea. En raras ocasiones, puede ocurrir la muerte súbita la primera vez que se prueba la cocaína o de forma inesperada al consumirla subsiguientemente. Las muertes ocasionadas por la cocaína suelen ser el resultado de un paro cardiaco o de convulsiones seguidas por un paro respiratorio.
Las investigaciones también han demostrado que existe una interacción potencialmente peligrosa entre la cocaína y el alcohol.
¿Cuáles son los efectos a largo plazo del uso de la cocaína?
Ya que la cocaína es una droga extremadamente adictiva, es muy difícil que una persona que la pruebe pueda predecir o controlar hasta dónde continuará deseándola o consumiéndola. Asimismo, si la persona se vuelve adicta, el riesgo de recaídas es alto aún después de periodos largos de abstinencia. De acuerdo con algunos estudios recientes, durante periodos de abstinencia del uso de cocaína, el recuerdo de la euforia asociado con su uso, o solamente una referencia a la droga, puede disparar un deseo incontrolable de consumirla y terminar en una recaída.

Al ser expuesto repetidamente a la cocaína, el cerebro comienza a adaptarse a la misma y la vía de gratificación se vuelve menos sensible a los refuerzos naturales y a la droga en sí. El consumidor puede desarrollar tolerancia, lo que significa que necesitará una dosis cada vez mayor de la droga o que deberá consumirla con más frecuencia para obtener el mismo placer que cuando recién comenzó a usarla. Al mismo tiempo, los consumidores también se pueden volver más sensibles (sensibilización) a la ansiedad, las convulsiones u otros efectos tóxicos de la cocaína.
La cocaína se suele consumir repetidamente y en dosis cada vez mayores (en “binges”), lo que puede conducir a un estado de irritabilidad, inquietud y paranoia e incluso puede causar un episodio total de psicosis paranoica en el que se pierde el sentido de la realidad y se sufre de alucinaciones auditivas. Al aumentar la dosis o la frecuencia del consumo, también aumenta el riesgo de sufrir efectos psicológicos o fisiológicos adversos.
Las reacciones adversas que resultan del consumo de cocaína varían dependiendo de cómo se administra. Por ejemplo, la inhalación regular puede causar una pérdida del sentido del olfato, hemorragias nasales, problemas al tragar, ronquera y una irritación general del tabique nasal, lo que puede producir una condición crónica de irritación y salida de secreción por la nariz. Cuando se ingiere, la cocaína puede causar gangrena grave en los intestinos porque reduce el flujo sanguíneo. Además, las personas que la inyectan tienen marcas de pinchazos y trayectos venenosos conocidos como “tracks”, usualmente en los antebrazos. Los usuarios intravenosos también pueden experimentar reacciones alérgicas, ya sea a la droga o a algunos de los aditivos que se agregan a la cocaína en la calle y, en los casos más severos, estas reacciones pueden provocar la muerte. El uso crónico causa pérdida del apetito haciendo que muchos consumidores tengan una pérdida significativa de peso y sufran de malnutrición.
¿Cómo afecta el consumo de la cocaina?

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Consumir drogas siempre es perjudicial. Pero el daño se incrementa si se
consumen antes de llegar a la edad adulta, ya que repercute negativamente en el
desarrollo del cerebro, por lo cual el impacto y las consecuencias son mayores
a largo plazo.
¿Sabías que las drogas más consumidas por los jóvenes españoles son el
alcohol, el tabaco, el cannabis y la cocaína? Te detallamos los efectos que
estas sustancias pueden provocar.
Alcohol
§ Reduce el volumen
del hipocampo, causando daños en la memoria.
§ Altera la corteza
prefrontal, zona encargada de controlar la conducta para corregir el
comportamiento o el control motor.
§ Reduce la atención
y la capacidad para tomar decisiones.
§ Favorece la impulsividad y
la depresión, ya que el consumo de esta sustancia puede impedir el nacimiento
de nuevas neuronas.
Tabaco
§ La función pulmonar
disminuye y su desarrollo es más lento, en un primer momento produce obstrucción
leve de las vías respiratorias, provocando tos, falta de aliento y
respiración sibilante o jadeante.
§ Aumenta el ritmo
cardíaco en reposo de dos a tres veces más rápido por minuto que en los no
fumadores.
§ Enfermedades
crónicas pulmonares, como bronquitis y enfisema y enfermedad
de los vasos sanguíneos, lo que puede provocar ataques cardíacos o infartos.
Cómo afectan las drogas al organismo
La principal característica común a todas las drogas es la
psicoactividad, es decir, su capacidad para llegar al cerebro y modificar su funcionamiento
habitual.
Las drogas pueden consumirse por diversas vías:
o
Fumada ( como ocurre con el hachís y el tabaco).
o
Ingerida por vía oral (alcohol y drogas de síntesis).
o
Aspirada (como la cocaína y el speed).
o
Inhalada (como los pegamentos).
o
Inyectadas(como en ocasiones la heroína).
Tipos de drogas según sus efectos
Dependiendo de los efectos que producen en el Sistema Nervioso Central,
podemos clasificarlas en tres grandes grupos:
Tipo
de sustancia
|
Definición
|
Sustancias
más comunes
|
Estimulantes
del sistema nervioso central
|
Aceleran
el funcionamiento habitual del cerebro, provocando un estado de activación
|
Estimulantes
Mayores:
- Cocaína - Anfetaminas (speed y otras) |
Estimulantes
Menores:
- Nicotina - Xantinas (Cafeína y Teobromina) |
||
Depresoras
del sistema nervioso central
|
Entorpecen
el funcionamiento habitual del cerebro, generando un proceso progresivo de
adormecimiento cerebral
|
Alcohol
|
Opiáceos:
- Heroína, morfina, opio |
||
Tranquilizantes:
- Pastillas para calmar la ansiedad |
||
Hipnóticos:
- Pastillas para dormir |
||
Perturbadoras
del sistema nervioso central
|
Alteran
el funcionamiento del cerebro produciendo distorsiones sensoriales,
alucinaciones, etc
|
Alucinógenos:
- LSD - Mescalina |
Derivados
del cannabis:
- Hachís - Marihuana |
||
Drogas
de síntesis:
- Extasis - Eva |
Estos grupos pueden servirnos para clasificar de manera general las
sustancias aunque algunas de ellas producen distintos efectos. Por ejemplo, los
derivados del cannabis pueden generar efectos depresores y a la vez
perturbadores en el sistema nervioso de la persona que los consume.
CÓMO AFECTA EL
CONSUMO DE DROGAS A LA FAMILIA?
By
-
2017-11-21
El
abuso y consumo de estas sustancias puede provocar serios daños en sus
integrantes
Las drogas no
solo dañan a las personas que las consumen, también afectan las relaciones
sociales, laborales y por supuesto, a las familiares, desembocando en ésta
última situaciones poco deseables para sus miembros.
De acuerdo con el sitio
hablemosdedrogas.org existen algunos problemas a los que se enfrenta la
familia ante una situación de consumo, ¡sigue leyendo!
DESATENCIÓN
Cuando los padres de familia
son los que consumen las drogas, con
frecuencia desatienden a sus hijos, desde sus necesidades físicas hasta las
emocionales y cognitivas.
VIOLENCIA
El abuso de estos narcóticos
también incita a la violencia,
incluso hay dos momentos principales en donde se ve reflejada esta conducta:
cuando hay un exceso de droga en el cuerpo y cuando se pasa el efecto.

ABANDONO
Uno de los efectos más
desgarradores del abuso de drogas en las familias es especialmente el abandono.
Una vez que las drogas han
alterado las vías nerviosas en el cerebro, el deseo de consumirlas se
vuelve más importante que los amigos y que la propia familia.
FINANCIERO
El abuso de las drogas afecta
financieramente a la familia, pues de aquí se deriva el robo, esto para
conseguir dinero y adquirir los narcóticos.
RELACIONES SEXUALES
El abuso de estas
sustancias altera las relaciones sexuales, provocando algunas
veces, violaciones.

Como puedes darte cuenta, la
familia sufre al igual que la persona que consume drogas, lo importante es que
ante este tipo de situaciones busques ayuda especializada.
Si tienes alguna duda sobre el
tema de la drogadicción, te invitamos a ver elFacebook Live de “La Rosa de
Guadalupe” el próximo miércoles 22 de noviembre a
las 18:20 horas, donde la especialista
Claudia García González, Directora de Actitudes por México,
resolverá todas tus dudas
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DIAGNÓSTICO, TENDENCIAS Y ACCIONES
El uso
y abuso de sustancias adictivas constituye un complejo fenómeno que tiene
consecuencias adversas en la salud individual, en la integración familiar y
en el desarrollo y la estabilidad social. Aunque en la actualidad toda la
sociedad está expuesta a las drogas, hay grupos más vulnerables que otros a
sufrir consecuencias negativas de su uso, como los niños y los jóvenes,
quienes pueden truncar su posibilidad de desarrollo personal y de realizar
proyectos positivos de vida.
El
gobierno de México inició, desde la década de 1970, acciones para atender
este problema, mucho antes de que la demanda de drogas adquiriera mayores
proporciones, por lo que contamos ya con una considerable experiencia
acumulada. Nuestro país ha realizado esfuerzos importantes por enfrentar este
problema a través del desarrollo de un marco jurídico-normativo e
institucional y de programas que, al mismo tiempo que dan seguimiento a los
acuerdos que México ha firmado en el ámbito internacional, son apropiados a
las características socioculturales específicas de nuestra nación.
Para el
Sector Salud la reducción de la demanda de drogas incluye las iniciativas que
buscan prevenir su consumo, disminuir progresivamente el número de usuarios,
mitigar los daños a la salud que puede causar el abuso, y proveer de
información y tratamiento a los consumidores problemáticos o adictos, con
miras a su rehabilitación y reinserción social. En esta tarea, la Secretaría
de Salud, SSA como cabeza del Sector Salud, promueve un enfoque integral que
incluye, además de las drogas ilegales, a todas las que producen adicción y
problemas de salud pública, e incorpora en los programas a los diversos
sectores públicos y sociales. La sociedad en su conjunto es cada vez más
sensible a este problema y constituye nuestro principal aliada.
El tema
de las drogas ilegales, al que se dedica este volumen, tiene especial
trascendencia, ya que es parte cotidiana de las noticias en el mundo; la
representación social de las drogas y la forma en la que son percibidas por
la opinión pública son de la mayor importancia en nuestro trabajo preventivo.
Debemos evitar que haya un clima de familiaridad y de aceptación social hacia
su uso y evitar, al mismo tiempo, estigmatizar y criminalizar al adicto.
Como en
otros problemas de salud pública, las medidas de prevención y tratamiento de
las adicciones, para ser eficaces, deben estar sustentadas en información
científica, confiable y completa sobre la naturaleza, magnitud y
características del fenómeno. En este sentido, este documento puede ser de
gran utilidad para entender mejor este complejo problema y cómo se presenta
en nuestra realidad: sus tendencias; los grupos de la población afectados, la
aparición de nuevas drogas, los cambios en las formas de uso y la integración
de nuevos grupos a la subcultura del consumo, así como las consecuencias
sociales y en la salud.
Disponer
de este bagaje de información es fundamental para la toma de decisiones, y
responder así a las necesidades de nuestra población, priorizando las
acciones y los recursos disponibles de acuerdo con la naturaleza de los
problemas; también nos indica el impacto alcanzado por las acciones y cómo
reorientar los esfuerzos. Pero esta clase de información requiere de
diferentes estrategias metodológicas que permitan conocer la situación en
distintas poblaciones y a través del tiempo. Por ello, el reporte incluye
tanto las encuestas en los hogares de la población general como en el ámbito
escolar, y otros estudios entre los que no se encuentran en los hogares ni en
las escuelas, como es el caso de los menores en la calle. Otros aspectos de
interés son cubiertos por los trabajos en instituciones de salud, como
centros de tratamiento y en las de procuración de justicia, a través de
sistemas de registro y reporte de casos.
En la
información, destacan los datos de la reciente Encuesta Nacional de
Adicciones (ENA), realizada en 1998, que nos permite analizar las tendencias
con los estudios similares realizados en 1988 y 1993. Los datos indican que,
si bien la prevalencia global del consumo de drogas en México es aún baja al
compararla con otras sociedades, registra incrementos y tendencias
preocupantes. La mariguana se mantiene como una de las principales drogas
consumidas por distintos grupos de la población. Los disolventes inhalables, drogas
utilizadas principalmente por jóvenes, tienden a disminuir su importancia,
pero el uso de la cocaína, droga tradicionalmente consumida por
grupos reducidos de la población, se ha extendido actualmente a diversos
sectores como los jóvenes y los de menos recursos.
Se
observa una emergencia de sustancias previamente no utilizadas con fines de
intoxicación, como ciertos medicamentos ( el Refractyl Ofteno y el
Flunitracepam cuyo nombre comercial es Rohypnol) y, al igual que en otros
países, aparecen en el mercado drogas del tipo de la anfetamina (éxtasis o
cristal). El uso de heroína, si bien es poco prevalente a nivel nacional, se
ha ido incrementando en ciudades de la frontera norte. Estas nuevas
tendencias requieren que desarrollemos respuestas específicas en materia de
prevención y tratamiento.
Uno de
los principales objetivos de este reporte es presentar y analizar información
científica sobre lo que sabemos del uso de drogas en México, pero también
sobre lo que nos falta por saber; en este sentido, también puede ser de gran
utilidad para guiar y reforzar nuestros sistemas de registro y vigilancia
epidemiológica y promover la elaboración de investigaciones enfocadas hacia
aspectos específicos.
Otro de
los propósitos del documento es describir las acciones o respuestas que
nuestro país ha ido desarrollando para prevenir y disminuir este complejo
problema y que deberá continuar reforzando en el futuro. Destaca el Programa
de Prevención y Control de Adicciones de la Secretaría de Salud, que se
encuentra entre los programas sustantivos y prioritarios del sector, y cuya
operación se está impulsando en los niveles estatales y municipales.
La
coordinación con otros sectores públicos y privados en las tareas de
reducción de la demanda es labor central de la SSA. En nuestro país contamos
con numerosas instituciones y organizaciones públicas y privadas que, de
manera activa, desarrollan acciones de la más alta calidad, de investigación,
prevención, tratamiento y formación de recursos humanos en el campo de las adicciones.
Este esfuerzo conjunto, de sociedad y gobierno, sin duda nos permitirá
avanzar en el control de este problema.
Dr. Roberto Tapia Conyer
Subsecretario de Prevención y Control de Enfermedades
Pasado
y presente de las sustancias adictivas y su control
La
presencia y el consumo de sustancias psicotrópicas no es algo nuevo en
ninguna sociedad. Por el contrario, su existencia está documentada en la
historia de la mayoría de las culturas, con variaciones en los tipos de
drogas, los patrones de uso, sus funciones individuales y sociales y las
respuestas que las sociedades han ido desarrollando a través del tiempo. Las
sustancias psicoactivas eran usadas en la antigüedad dentro de las prácticas
sociales integradas a la medicina, la religión y lo ceremonial.
La
ambivalencia social hacia las sustancias adictivas encuentra su mejor
expresión en el antiguo vocablo griego pharmakon, que significa
tanto medicina como veneno, algo que salva o quita la vida.
El uso
de sustancias que alteran los estados de conciencia se ha ido presentando
desde tiempos inmemoriales de manera diversa y puede ser caracterizado como
un consumo ritual/cultural, médico/terapéutico, social/recreacional u
ocupacional/funcional. Las formas de uso de drogas pueden fluctuar de acuerdo
con numerosos factores individuales y sociales.
Así,
los patrones tradicionales de uso fueron desapareciendo a través del tiempo y
el contexto y las formas de consumo cambiaron. Las transformaciones y
conflictos geopolíticos y económicos, aunados a los intereses y
ramificaciones de la producción y distribución internacional de sustancias,
contribuyeron a que el consumo fuera adquiriendo un carácter desintegrador.
Lo que imprime una especificidad e importancia al tema de las drogas en la
actualidad es la forma en que se presentan sus patrones de producción y
distribución a nivel mundial, los efectos económicos, sociales y en la salud
vinculados a esas sustancias, así como su carácter ilícito, su impacto en las
instituciones y la relevancia del tema en la agenda y relación política de
los gobiernos. El fenómeno de las drogas ilícitas no puede ser visto fuera
del contexto del desarrollo de modelos económicos, tecnológicos, sociales y
políticos contemporáneos, de la creciente globalización y sus consecuencias
en la comunicación y en la transformación de estilos de vida y valores
tradicionales.
Se ha
señalado que el consumo de drogas y las políticas han ido cambiando a través
del tiempo, en especial en ciertas sociedades como la de Estados Unidos. Las
actitudes hacia las sustancias y su demanda son cambiantes y se ven influidas
por numerosos factores culturales, económicos y sociales en un país o región;
ha esto se agrega la oferta y accesibilidad de las sustancias y el marco de
control legal y social que rodea al consumo. La percepción del público hacia
distintas sustancias y su mayor o menor rechazo en muchas sociedades, pero no
en todas, condiciona la toma de decisiones políticas hacia su control: En
otros casos, el proceso es inverso y la política de control tiene como
consecuencia el que se busque otras drogas, incluso más dañinas, o que se
produzca un rechazo de la sociedad hacia la política. Un ejemplo es la
reacción de la sociedad norteamericana a la prohibición del alcohol en este
siglo.
La
preferencia hacia ciertas drogas presenta una dinámica, así como las
respuestas gubernamentales a través del tiempo. Desafortunadamente, éstas han
estado guiadas con frecuencia por pugnas morales y políticas en lugar de
basarse en el conocimiento científico de los efectos en la salud, los
impactos sociales y los riesgos individuales específicos de cada tipo de
sustancia. Este conocimiento, puesto al alcance de la sociedad, permitirá que
se considere franca y directamente el problema y que se produzcan cambios de conducta
duraderos en las personas y grupos; aunque la historia nos señala que el
consumo de drogas difícilmente va a desaparecer por completo, se podría así,
en el corto plazo, detener su crecimiento y disminuir las graves
consecuencias que estamos testimoniando.
Las
drogas: uso, abuso, dependencia
La
definición de droga propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
se refiere a todas las sustancias psicoactivas como: "…cualquier
sustancia que, al interior de un organismo viviente, puede modificar su
percepción, estado de ánimo, cognición, conducta o funciones motoras".
Esto incluye el alcohol, el tabaco y los solventes y excluye las sustancias
medicinales sin efectos psicoactivos.
Las
convenciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el control
de drogas no establecen una distinción entre drogas legales o ilegales; sólo
señalan el uso como lícito o ilícito. Pero en general se emplea el término
droga ilegal o ilícita al hablar de aquellas que están bajo un control
internacional, que pueden o no tener un uso médico legítimo, pero que son
producidas, traficadas y/o consumidas fuera del marco legal.
El
alcohol y el tabaco, en estas organizaciones internacionales, son
generalmente mencionados como sustancias más que drogas, debido a que no
están sujetas al control político internacional, con lo que se trata de pasar
por alto que, además de sus fuertes propiedades adictivas, son las que causan
mayores daños a la salud individual y pública en prácticamente todo el mundo.
Por otra parte, en algunas poblaciones las drogas médicas usadas fuera de un
adecuado control terapéutico son la principal causa de abuso y adicción; los
solventes volátiles, aunque no están dentro del mencionado control
internacional, son frecuentemente usados con fines de intoxicación por niños
en muchos países, como en México.
Las
drogas son consumidas para aliviar el dolor, para el tratamiento de una
enfermedad, para cambiar el estado de ánimo, para una búsqueda o abandono de
la identidad, como un escape, para olvidar o para explorar estados de
conciencia y sensaciones. La OMS habla de abuso de drogas cuando se presenta
un uso persistente o esporádico excesivo de las drogas fuera de una práctica
médica aceptable. Como esto fue considerado como muy ambiguo, se comenzó a remplazar
el término abuso con el de uso dañino, que incluye: "un patrón de uso de
sustancias psicoactivas que causa daño a la salud (…) física o mental".
Sin embargo, dentro del contexto del control internacional de drogas, la OMS
utiliza el término abuso para ser consistente con los términos utilizados por
las Convenciones, que emplean indistintamente los términos abuso, uso
inadecuado o uso ilícito.
El
término abuso o uso inadecuado puede tener diversos significados en distintos
países de acuerdo con lo que se considera un problema de abuso de drogas en
una cultura específica. Además la expresión abuso de drogas no hace una
distinción entre los que las consumen de manera ocasional, habitual o
presentan dependencia hacia las sustancias. En general, se ha optado por
emplear indistintamente los términos usar o consumir; el concepto de abuso
incluye un daño a la salud física o mental del consumidor, o se aplica a un
patrón de consumo que es frecuente e interfiere con otros aspectos de la
vida, o se presenta de manera ocasional en periodos de consumo intenso.
En
1963, la OMS decidió abandonar los términos adicción y habituación, para
reemplazarlos por dependencia, entendida como:
Un estado psicológico y a veces también físico
resultante de la interacción de un organismo vivo y una droga, caracterizado
por respuestas conductuales y de otro tipo que siempre incluyen una
compulsión por tomar la droga de manera continua o periódica para
experimentar sus efectos psíquicos y, a veces, para eludir el malestar debido
a su ausencia. La tolerancia -una disminución de los efectos específicos a la
misma dosis de la droga y por lo tanto la necesidad de aumentar la cantidad
y/o frecuencia- puede o no estar presente en la dependencia; una persona
puede ser dependiente a varias drogas.
En 1992
se pensó que era necesario aclarar más el término y fue modificado por:
"un grupo de fenómenos fisiológicos, conductuales y cognitivos de
variable intensidad, en el que el uso de drogas psicoactivas tiene una alta
prioridad; (…) hay preocupación y deseo de obtener y tomar la droga, por lo
que se adoptan conductas para buscarla. Los determinantes y las consecuencias
problemáticas de la dependencia a las drogas pueden ser biológicos,
psicológicos o sociales y usualmente interactúan".
Las
sensaciones provocadas por la droga pueden ser tan necesarias para el cuerpo
y la mente, que su ausencia se vuelve intolerable –síndrome de abstinencia o
supresión- y lleva a algunos usuarios a extremos para conseguirlas. Los
conocimientos científicos no nos permiten predecir quién se volverá adicto y
quién no.
Motivaciones
e influencias del uso de drogas
La
investigación científica ha tratado de identificar los factores que influyen
en que algunas personas usen drogas; y se habla de los personales, los
interpersonales y los del medio ambiente social y cultural. Pero hay pocas
explicaciones sobre por qué la mayoría de los individuos que las prueban
después las abandonan, mientras otros las continúan usando. Tampoco hay
absoluta certeza sobre los factores que hacen que la mayor parte de la
población no las consuma jamás, a pesar de estar igualmente expuesta al
estrés social, a la disponibilidad de las sustancias y a otras realidades adversas
en su vida personal y colectiva.
Sin
embargo, se ha logrado avances importantes en el conocimiento y comprensión
del fenómeno, que provienen tanto de la neurobiología y la genética, como de
la psicología y otras ciencias sociales y de la conducta. De este modo, hay
diversas teorías sobre la relación de los factores biológicos predisponentes
que, al establecer contacto con la droga, hacen que algunos individuos sean
más susceptibles a desarrollar dependencia. También hay teorías psicológicas
que, en concordancia con las recién mencionadas, hablan de una personalidad
más vulnerable a desarrollar un vínculo estrecho con las sustancias. Se dice,
asimismo, que ciertos rasgos y necesidades personales tienen relación con el
tipo de droga consumida o preferida.
En
contraste con estas teorías, se encuentran los autores de otras corrientes
que ponen el acento en el aprendizaje social y la influencia del grupo donde
se mueve el individuo y su integración al mismo. Los estudios sociológicos de
la desviación han desarrollado teorías sobre la interacción entre la conducta
del consumo y la forma en que otros la clasifican y sancionan.
La
investigación muestra que el inicio del uso de drogas a menudo ocurre durante
la adolescencia o juventud, periodo de transición caracterizado por el
estrés, la ansiedad y la búsqueda de nuevas sensaciones, así como de
diferenciación de los adultos. Puede comenzar como una forma de manejar
emociones negativas y de respuesta al sentimiento de vivir en un mundo
caótico y hostil. Se ha señalado reiteradamente que la presión del grupo de
pares, la curiosidad y la pobre integración familiar, son factores que
contribuyen al uso de drogas. Asimismo, son mencionados otros factores, como
la pobreza, la falta de alternativas y una percepción desesperanzada del
futuro.
Otros
estudios sugieren que los que están en mayor riesgo de consumo tienen
características que los alejan de los valores convencionales, con mayor
preocupación por su independencia y autonomía, con una visión sombría de la
sociedad en general, poca compatibilidad entre las expectativas familiares y
las de su grupo de pares, y que perciben poco apoyo familiar, valorando más
el de sus amigos.
Hay
acuerdo en que la familia juega un papel importante en estas conductas: las
actitudes y patrones de consumo; el tipo y grado de comunicación, respeto y
cercanía; la existencia de lineamientos claros y consistentes en las
interacciones familiares, de las responsabilidades y atribuciones de cada
miembro, contribuyen a aumentar o disminuir los riesgos de consumo del menor.
La presencia de una cohesión en la estructura social, familiar y comunitaria,
con atención a las necesidades, capacidades y limitaciones de sus miembros,
parece contribuir de manera importante a evitar conductas destructivas, violentas,
o de transgresión.
Las
actitudes y conductas familiares en materia del cuidado de la salud y de la
formación de hábitos saludables, así como el manejo de las emociones
positivas y negativas, pueden ejercer también una influencia relevante en el
niño, tanto hacia evitar el consumo de sustancias como en otros aspectos de
su desarrollo.
Otros
factores analizados que parecen contribuir a una mayor vulnerabilidad hacia
el uso de drogas, son la desintegración y transición, a veces acelerada de
las estructuras sociales tradicionales, donde no ha habido el tiempo
necesario para remplazar las viejas normas, valores y costumbres por otros,
lo que provoca estados de fractura cultural, como en caso de los migrantes.
Las teorías generadas en este ámbito también incluyen la alienación y la
anomia social, como aspectos que ejercen una influencia.
Un
papel cada vez más relevante se concede a los medios masivos de comunicación
y a la globalización de la información. Cotidianamente los medios incluyen
noticias sobre las drogas, que han creado un falso sentido de familiaridad
con el fenómeno y, en ocasiones, una asociación con estilos de vida y valores
materiales que pueden propiciar la difusión de imágenes parciales y
distorsionadas del problema de las drogas.
Esta
publicación ofrece una visión de conjunto, objetiva y actualizada, del uso y
abuso de drogas ilegales en México y de las respuestas que el gobierno
mexicano ha desarrollado para enfrentar este reto. Su objetivo es divulgar la
información de mayor interés que se ha producido en torno a la problemática
de las drogas en los últimos años y conocer los principales programas y
recursos que se han desarrollado en materia de prevención y tratamiento.
El
texto incluye información producida por distintas instituciones y organismos
que se caracterizan por elaborar estudios de alta calidad científica. Los
estudios y sistemas de información tienen diversas coberturas y estrategias
metodológicas, que permiten conocer aspectos distintos del problema, ya que
no existe una sola metodología capaz de describir y analizar en forma
completa el consumo de drogas en todos los sectores de la población a través
del tiempo. Los métodos utilizados en la obtención de información son
comparables a nivel internacional y se utiliza indicadores que son
considerados por los organismos y la comunidad científica internacionales
como los más confiables y adecuados para reflejar el estado del problema.
Con
base en la información generada desde hace varios años y a partir del trabajo
realizado por diversos sectores públicos y privados, se ha desarrollado una
serie de acciones y respuestas con las que México atiende el problema. El
Programa de Prevención y Control de Adicciones, como marco normativo para la
acción, plasma la visión sobre el problema del Sector Salud. El documento
aborda las principales actividades que se realizan en materia de reducción de
la demanda de drogas ilegales y plantea, con base en las tendencias
emergentes del problema y en las necesidades derivadas, las líneas de trabajo
que se debe reforzar y las nuevas acciones que se debe emprender.
Esta
publicación está integrada por dos secciones que en su conjunto componen 12
capítulos.
La
Sección I se ocupa del Diagnóstico y tendencias del uso de drogas en México,
donde se presenta los datos disponibles sobre el consumo de sustancias
ilegales y su evolución en distintas poblaciones y a través de diversas
estrategias metodológicas. Ls sección está integrada por siete capítulos:
El Capítulo
1 trata de la naturaleza de la información y de las cuestiones
metodológicas, así como de las instituciones que en nuestro país están
dedicadas a su recopilación y análisis.
El Capítulo
2 describe los principales hallazgos de la Encuesta Nacional de Adicciones,
realizada en 1998, donde se presenta la prevalencia de consumo de drogas en
nuestro país por grupos de edad y sexo, las principales variaciones
regionales y las tendencias observadas entre 1988 y 1998.
El Capítulo
3 ofrece información obtenida en Encuestas en la población
estudiantil realizadas durante el periodo de 1976 hasta 1997, que permiten
estimar los cambios en el consumo de sustancias entre los jóvenes en las
escuelas.
En
el Capítulo 4 se proporcionan datos obtenidos por varios
Sistemas de Información:
-
SISVEA (Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones), que
desde 1991 incluye indicadores continuos del consumo de drogas y problemas
asociados provenientes de los registros de instituciones, como los centros de
tratamiento.
- SRID
(Sistema de Reporte de Información en Drogas), que desde 1987 proporciona
información continua sobre consumidores de drogas captados en instituciones
de justicia y salud en la ciudad de México.
El Capítulo
5 ofrece información obtenida a través de Estudios en poblaciones
especiales, de difícil acceso o de alto riesgo, desarrollados desde 1978 y
que incluyen, entre otros, los trabajos sobre menores en las calles.
El Capítulo
6 presenta datos sobre la Situación del consumo en México en el
contexto internacional, donde es comparada la información de nuestro país con
la de otras sociedades.
Por
último, el Capítulo 7 ofrece las conclusiones sobre los
principales Desafíos que enfrenta México en el consumo de drogas y las
respuestas que en materia de políticas de salud son necesarias.
La
Sección II contiene una descripción de Las respuestas de México ante el
consumo de drogas, que incluye las políticas de salud que en la materia ha
desarrollado este país, así como los principales recursos y acciones implantadas.
También presenta los programas e iniciativas de otros sectores, como el
educativo. Consta de cinco capítulos:
El Capítulo
1 expone una breve descripción del Marco jurídico-normativo de la
reducción de la demanda en México y la responsabilidad del Sector Salud.
En
el Capítulo 2 se presenta el Programa de Prevención y
Control de Adicciones, sus objetivos y principales estrategias.
El Capítulo
3 está dedicado a las Principales líneas de acción desarrolladas en
el ámbito nacional en materia de investigación, prevención, tratamiento,
capacitación y normatividad.
El Capítulo
4 plantea los Mecanismos de coordinación y evaluación de las
acciones a nivel federal, estatal y local, la participación de otros sectores
públicos y privados y la cooperación internacional.
Por
último, el Capítulo 5 propone el Desarrollo de nuevos
esfuerzos, donde se analiza qué respuestas se deben crear, intensificar y/o
ampliar de acuerdo con las necesidades y retos existentes y emergentes.
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